Personas del entorno de Enzo Blasoni (83) confirmaron que la fiscalía interviniente se comunicó para adelantar que investigan como un crimen su desaparición, denunciada en diciembre. La identidad surgió indirectamente por el hallazgo de un marcapasos entre los restos cadavéricos descubiertos en Scaglia al 8800.
La Justicia de Mar del Plata investiga como un asesinato la desaparición de un hombre de 83 años en relación a los restos cadavéricos descubiertos en un terreno cercano a Camet a principios de mes y que fueran indirectamente identificados por el hallazgo de un marcapasos.
Aunque la fiscal Romina Díaz adelantó que no iba a confirmar de manera oficial el nombre hasta tanto esté respaldado con prueba genética, LA CAPITAL -que hasta esta circunstancia mantuvo reserva de los datos- pudo saber que desde su fiscalía se comunicaron ya con un familiar de Enzo Blasoni (83), cuya desaparición fue denunciada el 23 de diciembre pasado.
El dato de la “posible identidad” de Blasoni surgió tras el análisis del número de serie del marcapasos que estaba junto a una parte del tórax, entre los demás restos cadavéricos (cráneo y huesos de los dos pies) que en la noche del 3 de mayo fueron hallados en un baldío de Scaglia al 8800.
Según se estableció por medio de entrecruzamiento de datos, Blasoni era el usuario de ese dispositivo coronario, de modo que se trata de un caso de identificación indirecta, ya que no se usaron ni huellas dactilares ni ADN, ni reconocimiento visual, ni placas dentarias.
La fiscal Díaz aguardará estudios genéticos para una confirmación jurídica definitiva, aunque es bueno destacar que los turnos que entregan los laboratorios forenses para este tipo de análisis pueden demorar meses. De hecho, hay un ejemplo que sirve para dar una idea precisa de esta problemática: al fiscal Leandro Arévalo aún no le dieron turno para hacer cotejo genético sobre los restos hallados en un edificio céntrico en el mes de septiembre y cuya prueba comparativa (sangre de un familiar) fue obtenida en diciembre.
A propósito de Arévalo fue su fiscalía la que recepcionó la causa por averiguación de paradero de Blasoni. Arévalo estaba de turno cuando se radicó la denuncia el jueves 23 de diciembre. Días atrás ese expediente se unificó con el del hallazgo de los restos cadavéricos que, también por turno, cayó en la órbita de la fiscalía N°6.
El 23 de diciembre, una trabajadora de limpieza llegó hasta el departamento del sexto piso A que Blasoni ocupaba en Buenos Aires 2242 y se encontró con la cocina y la habitación desordenada, algo que no concordaba con la pulcritud del hombre. Estaban las ventanas abiertas e incluso había plumas de palomas. Ante eso se comunicó con la inmobiliaria que la contrataba desde donde se decidió realizar la denuncia en la comisaría segunda.
La preocupación de la ausencia de Blasoni fue recogida por la red solidaria MDP, una entidad que se encarga de difundir fotografías y datos de personas desaparecidas en la ciudad. También algunos medios de comunicación publicaron entonces números de contacto pero a partir de ese momento no hubo más novedades.
Blasoni era un hombre que había trabajado como visitador médico y tenía un muy buen pasar económico. No tenía descendencia y solo le quedaban del ámbito familiar unos pocos sobrinos, pero no en Mar del Plata.
Precisamente una sobrina fue la persona con quien desde la fiscalía de Díaz se comunicaron para informar que, aunque resta el estudio de ADN, se investiga la muerte violenta de quien se supone es Blasoni.
A la semana siguiente del hallazgo, el cuerpo médico forense de la Policía Científica realizó una inspección sobre lo restos (cráneo, parte del tórax, huesos de los dos pies) sin poder hallar indicios del causal de muerte.
El motivo por el cual la fiscal Díaz no puede aseverar que se trata de Blasoni es por una mínima probabilidad de que existan dos muertes. Por más que resulte extraño, sin ADN (u otro método de identificación directa de ser factible), es jurídicamente incorrecto asegurar que el marcapasos se corresponde con los huesos. Por otra parte, al hallarse un marcapasos, se sobreentiende el fallecimiento de su usuario.